Desde su invención, el cine y la tecnología han ido de la mano evolucionando juntos para ofrecer nuevas y mejores experiencias al público. Los avances tecnológicos progresaron poco a poco, permitiendo que la sociedad pudiera disfrutar de esas «imágenes en movimiento» de una manera cada vez más inmersiva y realista.

El cine mudo dio paso al sonido, las imágenes en blanco y negro se convirtieron en color y la pantalla cuadrada tradicional se amplió a formatos más anchos nunca antes vistos.

Muchos de estos avances se consolidaron y perduraron en el tiempo, convirtiéndose en estándares de la industria. Sin embargo, otros, a pesar de su éxito inicial, cayeron en el olvido. Hoy hablaremos de uno de esos avances que, a pesar de su breve momento de gloria, no logró mantenerse vigente.

Hoy os hablaremos de Vistavisión, un formato en desuso desde hace más de 60 años, que ahora ha vuelto a estar de moda gracias a ‘The Brutalist’, el drama protagonizado por Adrien Brody que se estrenará en España el 24 de enero. Pero hoy mismo, 17 de enero, lo hace en 70mm.


Pero antes de adentrarnos por completo en ese formato, hemos considerado necesario abordar por encima temas tan básicos como importantes: los 35 mm convencionales, la instalación de las primeras pantallas panorámicas, el Cinemascope, las relaciones de aspecto y el auge del formato de 70 mm, para entender de dónde surgió y también cómo desapareció. Y no podemos olvidar cómo llegaron todas estas tecnologías a España.

Poneros elegantes y ‘elegantas’ que empezamos.



LOS 35MM, EL CINEMASCOPE y RELACIONES DE ASPECTO

La película analógica de 35 mm es el formato cinematográfico que fue ampliamente utilizado en la industria del cine durante más de un siglo, desde que fue reconocida como la medida estándar internacional en 1909. Su nombre proviene de que el negativo mide 35 mm de ancho y, según la norma, debía llevar cuatro perforaciones por fotograma para que la película pudiera mover por los engranajes del proyector a 24 fotogramas por segundo, velocidad que también se impuso cuando apareció el sonido, encontrando un equilibrio entre calidad y costes.


Pero para entrar en el contexto del Vistavision hay que hacer un salto en el tiempo a lo Marty McFly hacia la década de 1950 y aparcar el DeLorean en Estados Unidos. Los cines estaban conformados por salas enormes de gran aforo que olían a moqueta y tenían butacas de terciopelo y pantallas de, como mucho, 25 metros cuadrados.


Las pantallas eran cuadradas básicamente porque la relación de aspecto de la imagen en el negativo de esos años era de 1.37:1. La relación de aspecto se refiere a la anchura de la imagen en comparación con su altura, así que 1.37:1 significa que la anchura de la imagen es 1.37 veces su altura. En el año 1932, este formato fue normalizado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS en inglés) como el estándar para todas las películas así que a partir de esa fecha, y hasta 1952, todas se rodaban y se proyectaban en ese formato casi cuadrado. El negativo se caracterizaba por tener imágenes de unas dimensiones de 22 x 16 mm y por supuesto en un lateral una banda una banda de sonido óptico.

Así fueron pasaron los años en la industria del cine con mejoras e inventos tecnológicos con mejor o peor resultado. Todo seguía su curso hasta finales de la década de 1940 todo cambió. El monopolio del negocio del entretenimiento de Hollywood se tambaleó cuando apareció de forma masiva la televisión en Estados Unidos, debido a los precios asequibles de los televisores y de la consolidación de las grandes cadenas televisivas como NBC, CBS y ABC. Ahora la gente podía ver películas clásicas y contemporáneas desde la comodidad de su casa. Os suena, ¿no?

Con la televisión siendo el enemigo nº 1 de los cines, los estudios y los exhibidores vieron con temor como la asistencia a los cines iba disminuyendo. Se tuvo que buscar la manera de competir con la televisión y sobretodo diferenciar entre la experiencia de ver una película en casa o en una sala de cine. Así que después de experimentar con el Technicolor de tres colores, el sonido estereofónico y el sistema 3D; fue el éxito del Cinerama, que finalmente convenció a Hollywood de que la pantalla ancha podría atraer de nuevo a los espectadores.

Metro-Goldwyn-Mayer, Warner Bros., Paramount Pictures consideraron la posibilidad de crear su propio sistema de pantalla ancha pero finalmente fue la Twentieth Century Fox quien lo hizo usando unas lentes anamórficas, también denominadas Hypergonar, de aplicación militar de los años 20 y obra del astrónomo francés Henri Chrétien. Este sistema óptico comprimía la imagen verticalmente en el rodaje para luego descomprimirla en la proyección en cines. La Fox compró el sistema, le cambió el nombre a Cinemascope y en febrero de 1953, el estudio comenzó el rodaje de las primeras películas que lo iban a estrenar.


Con el Cinemascope, tal y como podéis ver en los ejemplos más abajo, la imagen en la película de 35mm está realmente comprimida en el propio fotograma. Para descomprimir la imagen en la sala de cine, se necesita ese objetivo anamórfico que proyecta en pantalla una relación de aspecto de 2.35:1. La primera película fue ‘La túnica sagrada’ y se rodó en una relación de aspecto de 2.55:1, pero eso es historia para otro artículo.

‘La túnica sagrada’ no se estrenó hasta septiembre de 1953, pero el runrún del CinemaScope, junto con una demostración en las oficinas de la Fox en marzo, llevó a los estudios a dejar de lado la proyección de películas en 1.37:1 y a pensar en formato ancho. Eso sí, los estudios seguían rodando en 1.37:1, pero luego, en la proyección en la sala de cine, es cuando enmascaraban el formato para proyectar en pantalla ancha. Estamos en 1953 y ya ha quedado claro que la salvación de los cines frente a la televisión radica en la pantalla panorámica.


Hollywood lo tenía claro, así que los cines se tuvieron que poner las pilas y, poco a poco, se fueron instalando nuevas pantallas panorámicas en los cines más importantes de Estados Unidos para poder exhibir las películas que se fueran estrenando. ¿Os suena? Pues claro. Esto ha ido ocurriendo a lo largo del tiempo con cada nueva tecnología que ha ido de la mano de un estudio de Hollywood. Acordaos de que en 2009, si querías estrenar Avatar en 3D, tenías que actualizarte y comprar un proyector digital.

«No conquistas nada, con pantalla cuadrada» (cantar con voz de Homer Simpson)

¿Pero qué hacían exactamente? Pues lo que hemos dicho: enmascarar un formato. Esto significa que la película se proyecta en el cine con la imagen recortada, ya sea por la parte superior, inferior o los lados. La primera película que fue enmascarada fue ‘Shane’ de Paramount, un western que, a pesar de haber sido rodado en 1.37:1, se estrenó el 23 de abril de 1953 en el Radio City Music Hall de Nueva York con una relación de aspecto de 1.66:1, proyectada en una pantalla de 9×5 metros (30×50 pies).


Los proyectores usados fueron unos Simplex X-L, uno de los mejores proyectores en aquel momento, y sólo se tuvo que usar un objetivo con una distancia focal diferente y su correspondiente placa de apertura de 1.66:1. Las placas de apertura o ‘ventanillas’ son una pieza de metal que con un agujero que tiene justo las medidas para conseguir la proyección con la relación de aspecto deseada.

En el círculo rojo vemos la placa de apertura.

Estudio tras estudio fue apostando por la proyección de pantalla ancha ya sea enmascarando o directamente rodando en ese formato. Metro-Goldwyn-Mayer eligió el 1.75:1; Universal y Columbia Pictures se fueron al 1.85:1 y Warner Bros. no se pilló por ninguno en concreto y acabó usando todas las relaciones de aspecto, hasta el mismísimo Cinemascope usando las lentes que vendía la Fox.


Cuando las películas dejaron de rodarse definitivamente en 1.37:1 a finales del año 1953 estaba claro que la pantalla widescreen, y sobretodo el Cinemascope había llegado para quedarse. Eso sí, la proyección anamórfica no solo restauraba la imagen comprimida durante la filmación a sus proporciones originales, sino que también multiplicaba x2 los arañazos, grano y otros defectos presentes en la película, así como cualquier una ligera deformación en la imagen.

Al proyectarse una película Cinemascope, el centro de la imagen se expandía más de lo que había sido comprimido originalmente, por lo que, cuando en la película aparecía un plano de alguien situado justo en el centro, su cara se estiraba horizontalmente. Este defecto se conoció como las «paperas del CinemaScope». Los directores eran plenamente conscientes de este problema y ajustaban sus composiciones en consecuencia. ¿Quieres un buen plano de alguien? Que esté a un lado, nada de ponerse en el medio.

Ejemplo de las paperas con el mismo fotograma de ‘The Innocents’ (1961)

En resumen, el Cinemascope molaba, pero durante sus primeros meses tuvo que lidiar con algunos fallos. ¿La solución a todos ellos? La competencia.


HOLA VISTAVISION

Paramount quería competir con el exitoso CinemaScope de la Fox, así que sus ingenieros se pusieron manos a la obra. Envidias aparte, hubo un dato clave: se propusieron idear algo para mejorar la calidad de imagen que ya se tenía. Pero… ¿Cómo demonios lograr más calidad al proyectar las películas en 35 mm en las enormes pantallas anchas? La respuesta estaba en sus manos: la fotografía en carrete

Cámara Leica M3 de 1954 con su carrete.

En un carrete analógico de una cámara de fotos el negativo se sitúa en una posición horizontal y las perforaciones (ocho por fotograma) se sitúan en la parte superior e inferior del mismo. Eso significa que la superficie de la imagen tomada es más grande que los ya conocidos 22 x 16 mm de los 35mm verticales. Exactamente de 36 x 24mm, dos veces y media más grande. Eso deja una relación de aspecto en el negativo 35mm de 1.5:1.

Usando unas cámaras especialmente diseñadas que hacían correr la película de 35mm de forma horizontal con sus 8 perforaciones por fotograma, se lograba un negativo mayor. Más tarde a la hora reducir ese negativo al formato estándar de 35mm vertical, se obtenía una imagen mucho más nítida y con un grano más fino y menos visible en pantalla. Había nacido el concepto de Vistavision.

No sólo tenía más calidad la imagen sino que además el Vistavision daba flexibilidad en la exhibición (para desgracia de los directores de fotografia) ya que las películas se podían proyectar en los formatos incipientes de la época. Paramount usó el 1.66:1 para sus películas Vistavision pero realmente los cines podían elegir cómo proyectarla dependiendo de la pantalla que tuviera, haciendo que el visionado de una película cambiara de un cine a otro. Podían ser 1.66:1, 1.85:1 o 2:1; sólo hacía falta su correspondiente placa de apertura en el proyector y el objetivo con la distancia focal adecuada.

A las ventajas de mayor calidad de imagen, menos grano y flexibilidad de proyección, había que añadir que no hacía falta instalar una pantalla nueva, quitar butacas de platea por mala visibilidad, instalar ópticas nuevas en el proyector o renovar equipos en la cabina. Un cine cualquiera podía proyectar una película Vistavision sin problema. Eso sí, si se quería disfrutar de una experiencia completa, se debía instalar un equipo de sonido nuevo.

La pista de sonido óptico de las películas en Vistavision era monoaural (sólo un canal de sonido) pero tenía un sistema de falso-stereo conocido como Perspecta Stereophonic Sound que fue desarrollado por Fairchild Recording Equipment Company. Básicamente la señal mono de las películas se distribuía ingeniosamente a través de los altavoces de pantalla.

Los cines que no tuvieran el sistema de sonido estereofónico magnético de Cinemascope y quisieran utilizar Perspecta debían comprar el procesador de sonido e instalar dos altavoces nuevos detrás de la pantalla. En caso de que ya tuvieran el sistema preparado para sonido magnético pero quisieran instalar Perspecta, solo necesitaban preparar el procesador. ¿Y si el cine solo quería estrenar la película en VistaVision? Pues podían hacerlo, ya que el equipo era compatible, pero en ese caso el sonido no sería direccional.


¿Cómo se convertía el sonido mono en multicanal? En la pista de sonido óptico se integraban tres frecuencias subaudibles que eran leídas por el procesador: a 30 Hz, 35 Hz y 40 Hz. El procesador canalizaba las frecuencias hacia los canales izquierdo (30Hz), central (35Hz) o derecho (40Hz), determinando el volumen al que se reproducía el sonido en cada uno de los tres altavoces de la pantalla. De este modo, los espectadores podían diferenciar la intensidad del sonido proveniente de diferentes direcciones.


Por ejemplo: cuando un personaje camina de un lado al otro de la pantalla, primero se le escuchará hablar desde el canal izquierdo a pleno volumen. A medida que se mueve hacia el centro de la pantalla, el volumen de su voz disminuye en el canal izquierdo y aumenta en el canal central, hasta que, cuando está exactamente en el centro de la pantalla, el volumen completo emana del altavoz central. Al continuar hacia el lado derecho de la pantalla, el volumen disminuye gradualmente en el canal central y aumenta en el altavoz derecho, hasta que finalmente el sonido completo emana del altavoz derecho cuando el personaje ha llegado al extremo derecho de la pantalla. De esta forma, el sonido puede emanar de un solo altavoz, de dos altavoces o dividirse equitativamente entre los tres canales.


A pesar de que inicialmente Perspecta fue apoyada por Paramount, MGM, Warner Bros. y Universal en sus películas desde su estreno en 1954, la falta de interés por parte de los exhibidores llevó a que los estudios dejaran de realizar las mezclas de sonido en Perspecta, lo que provocó su caída en el olvido en 1957. Para entonces, solo había 150 instalaciones de Perspecta en todo Estados Unidos.

Llegados a este punto, seguro que estaréis repasando mentalmente. Vale, VistaVision era muy impresionante con su negativo horizontal de altísima calidad, pero… luego se reducía a los 35mm verticales tradicionales y, claro… un momento, se viene pregunta señorita! ¿Nunca se llegaron a proyectar películas en VistaVision con el paso de película en horizontal tal y como se rodaba?


Pues sí, pero muy pocas. La primera película que no solo se estrenó en Vistavision, sino que lo hizo en ese sistema de proyección horizontal, fue ‘White Christmas‘, el 14 de octubre de 1954, en el Radio City Music Hall de Nueva York, en una pantalla de 18,2 x 9,7 metros. Y si eran pocas las películas, también lo eran los proyectores. Los proyectores nativos de Vistavision con paso horizontal se encontraban en Estados Unidos (marca Century) e Inglaterra (marca Kalee) en cines tan importantes como el Odeon Leicester Square de Londres, o el Paramount Theatre de Nueva York.

Eran proyectores muy especiales, ya que no solo proyectaban la película en horizontal, sino que lo hacían al doble de velocidad. Dado que el fotograma de la película era el doble del tamaño normal (con ocho perforaciones en lugar de las cuatro habituales) y seguía corriendo a 24 fotogramas por segundo, la velocidad de la película era el doble de la normal, es decir, 50 metros por minuto en lugar de los 27 habituales.

El interior del crono de un proyector Century.

Pero hay más: en estos proyectores, la película se movía de abajo hacia arriba. Desde la bobina inferior, la película primero entraba en el lector de sonido, realizaba media vuelta y luego pasaba por la ventana de proyección, cruzándola de izquierda a derecha (vista desde el frente). Finalmente, al salir por el lado derecho del proyector, la película realizaba otra media vuelta y subía hacia la bobina de recogida. También la imagen requería más potencia de luz y eso significa más calor. Y más calor requería de un sistema de enfriamiento adicional.


Como podéis imaginar, ver una película proyectada en formato en el horizontal Vistavision a mediados de los años 50 debía ser una experiencia impresionante. Sería comparable a ver hoy en día una película en formato IMAX de 70 mm, como ocurrió en 2023 con el ‘Oppenheimer’ de Christopher Nolan o el ‘Dune: Parte 2’ de . Pero por desgracia en España no hay ningún cine IMAX analógico para proyectar algo asi.

Los casi 18 kilómetros de película de tito Nolan
Una de las pocas cabinas del mundo capaz de proyectar horizontalmente una película IMAX de 15 perforaciones.

Y oye… hablando de España…


VISTAVISION EN ESPAÑA. ¿VISTAQUÉ?

¿Sí, creíais que dejaríamos de hablar de Vistavision en España? Esto es Sala Abierta, y nos preocupamos por la historia de los cines en España. Así que coged el DeLorean porque tenemos que regresar a los años 50. Bueno, de hecho, en todo este artículo ya estamos en los años 50… Así que, en lugar de un DeLorean, habrá que coger… un avión.

España, década de 1950. Los cines, especialmente en las grandes ciudades, eran espacios clave de entretenimiento en una sociedad marcada por la dictadura franquista. Sin embargo, la infraestructura cinematográfica era limitada, con muchas salas en condiciones precarias y equipadas con tecnología básica en comparación con otros países europeos. A pesar de ello, el público acudía masivamente a las proyecciones, convirtiendo al cine en una de las principales formas de ocio de la época.

Por suerte, hubo empresarios que apostaron por las novedades provenientes del otro lado del charco y por ofrecer lo más nuevo a los espectadores, aunque en nuestro país la televisión no competía con las pantallas de los cines. Un televisor era un lujo accesible solo para una pequeña parte de la población y, además, la televisión llegó a España en 1956 con la inauguración de Televisión Española (TVE).

La primera piedra para hablar de las películas en Vistavision fue la instalación de la primera pantalla panorámica de España en el cine Lido de Barcelona. Joan Reverter, dueño del Lido desde 1945 y atento a las novedades del mercado, conoció en una visita a Estados Unidos las nuevas pantallas que se habían puesto de moda y, nada más regresar a España, comenzó a realizar una reestructuración espectacular en el local.

El cine Lido antes de estrenar la pantalla panorámica.

Las nuevas pantallas panorámicas medían 18 metros, aproximadamente tres veces el tamaño de las pantallas anteriores. Esto representó un cambio radical en el sector cinematográfico. Hasta ese momento, las pantallas de las distintas marcas instaladas en los cines españoles eran cuadradas y, como mucho, medían unos 5 metros de largo. Reverter quería ser el primero en estrenar una de aquellas pantallas gigantes que había visto en América.

Esto ocurrió la tarde del 7 de diciembre de 1953, sin apenas comentarios, con la proyección de ‘Atormentada’, por Ingrid Bergman y Joseph Cotten, y ‘Horizontes Lejanos’, por Gary Cooper y Mari Aldon. Al día siguiente, en la cartelera de La Vanguardia salía la programación del día sin ningún comentario de la nueva pantalla. No fue hasta el sábado día 12 que La Vanguardia, en su página 20, insertaba un anuncio a dos columnas en la parte superior izquierda en el que anunciaba la nueva pantalla.


El concepto de pantalla panorámica triunfó en nuestro país debido, en parte, al estreno de las primeras películas en Cinemascope en 1954. Así que, a finales de ese mismo año, ya había unos 91 cines en toda España con pantallas panorámicas de la marca Miracle Mirror, la líder del mercado, ya que se necesitaba una pantalla especial, sin costuras y con superficie metalizada.

Los cines Benlliure y Europa de Madrid con sus pantallas Cinemascope.

Pero no solo se actualizaban las pantallas en nuestro país, sino también los equipos de la cabina. La joya de la corona se la llevaban los nuevos proyectores Philips Cinema DP-70, recién fabricados en Holanda y preparados para todo. Si en 1955 querías ser uno de los cines más modernos, debías comprar uno de estos proyectores. A continuación tenéis un ejemplo de dos salas españolas del año 1955 que los tenían. Sonido Perspecta incluido.


¿Os acordáis de ‘Blancas navidades’, la primera película estrenada en Vistavision? Pues se estrenó en España en el cine Lope de Vega de Madrid el 21 de abril de 1955. Comentar que antes de la película se proyectó un corto titulado ‘Vistavision visita Noruega’, que básicamente era un documental donde se podía apreciar los maravillosos paisajes del país de los fiordos. Alguien tuvo la gentileza de escanearlo desde los 35mm y ahora se puede ver en aquí.

Vistavision fue sinónimo de calidad desde su estreno (y eso que en España no nos llegó la proyección horizontal como en Estados Unidos u otros países) y poco a poco se fueron estrenando películas en ese sistema. La rivalidad entre Cinemascope y Vistavision era notable y cada sistema tenía sus ventajas y desventajas.

La lista de películas proyectadas en nuestro país fue larga y entre ellas destacan ‘Horizontes azules’ (1955), ‘Acorazados del aire’ (1955), ‘Atrapa a un ladrón’ (1955), ‘Pero…¿quién mató a Harry?’ (1955), ‘El hombre que sabía demasiado’ (1955), ‘Los diez mandamientos’ (1956), ‘La batalla del Río de la Plata’ (1956), ‘Guerra y Paz’ (1956), ‘Zafarrancho de combate’ (1956), ‘Centauros del desierto’ (1956), ‘Duelo de titanes’ (1957), ‘Una cara con angel’ (1957), ‘Aventura para dos’ (1957), ‘Orgullo y pasión’ (1957), ‘Los bucaneros’ (1958), ‘De entre los muertos’ (1958), ‘King Creole’ (1958), ‘El último tren de Gun Hill’ (1959), ‘Con la muerte en los talones’ (1959), ‘El pistolero de Cheyenne’ (1960) o ‘El rostro impenetrable’ (1961).


Mirad las fechas desde el estreno de ‘Navidades Blancas’ en Estados Unidos: de 1954 a 1961. Siete años. Esos fueron los años que duró Vistavision. ‘El rostro impenetrable’ (1961) fue la última película que se estrenó tanto en Estados Unidos como en España y que marcó el cierre de un sistema que se quedó atrás debido a la evolución de las tecnologías cinematográficas y las necesidades de la industria.

Nosotros hemos puesto nuestro granito de arena y hemos tirado de hemeroteca para encontrar las últimas proyecciones de películas Vistavision en España. En Barcelona tenemos que irnos al mes de septiembre de 1972 curiosamente con el reestreno de ‘El rostro impenetrable’ (1961),


Pero el western dirigido y protagonizado por Marlon Brando no fue la última película oficial en proyectarse en Vistavision. El 25 de julio de 1987 se estrenó en Madrid, con muuuuucho retraso, el western ‘Duelo de titanes’ (1957) protagonizado por Burt Lancaster y Kirk Douglas. Esa sería la última película en Vistavision de forma oficial.


¿Pero por qué murió Vistavision? No queremos extendernos mucho así que la muerte de Vistavision es debida a tres causas principales: al todopoderoso Cinemascope, al auge de las producciones en 70mm y a las emulsiones de mejor calidad de los negativos. Un repaso rápido a los tres.

  1. El sistema Cinemascope ganó la batalla y se convirtió poco a poco en el estándar de facto, siendo adoptado ampliamente por los estudios gracias a su menor costo de producción y a las mejoras en sus lentes anamórficas gracias a Panavision.
  2. A finales de los años 50, las mejoras en las emulsiones de los negativos, como la Kodak 5259, hicieron innecesario emplear un sistema de grabación tan costoso como el de Vistavision para luego hacer una reducción a 35 mm que se viera prácticamente igual de bien.
  3. Las películas de 70mm jugaban en otra liga y su impacto opacó el invento de Paramount. Todo a raíz del sistema llamado Todd-AO estrenado en octubre de 1955, y más tarde, del Ultra Panavision 70 que dejó bien claras sus intenciones con el debut de ‘Ben Hur’ (1959).

LOS GLORIOSOS 70MM Y EL SONIDO DTS

El artículo de Vistavision podría acabar aquí, pero recordad que el estreno de ‘The Brutalist’ es el 70mm y con sonido DTS, así que creemos conveniente explicar (un poco por encima) esas dos tecnologías que unidas a la Vistavisión convertiran el visionado de la pelicula en algo excepcional.


Empecemos por lo básico: Al igual que ocurre con los 35 mm, los 70 mm se refieren al ancho de la copia de la película que pasa por el proyector del cine. Eso sí, durante el rodaje, se utiliza un negativo de 65 mm de ancho. Esos 5 mm de diferencia se usaban para las cuatro bandas magnéticas que incorporaban seis pistas de sonido: cinco detrás de la pantalla y la sexta para ambientes en toda la sala. Otra característica es que los 70 mm tienen cinco perforaciones por fotograma y la imagen, al menos cuando empezó en los año 50, tiene una relación de aspecto muy panorámica (2.76:1 – 2:35:1) necistando el correspondiente objetivo anamórfico para que descompriman la imagen.

A mediados de la década de 1970, se dejó de rodar en 70 mm debido a lo costoso que resultaba este formato, aunque no se dejó de proyectar en él. Hollywood encontró un filón: tomar el blockbuster de turno y hacer copias agrandadas en 70 mm a partir del negativo en 35 mm. Estos llamados ‘blow-ups’ buscaban atraer al público para que viera el nuevo éxito de la mejor forma posible. Curiosamente ‘Tiburón’ (1975), el que es considerado el primer gran blockbuster, nunca tuvo copia en 70mm.


Más allá de los ‘blow ups’ y salvo casos puntuales, el formato de los 70mm no revivió hasta el año 2012, cuando Paul Thomas Anderson estrenó ‘The Master’ en Estados Unidos. Luego llegaron Los ocho odiosos (2015) de Quentin Tarantino y como no Christopher Nolan con ‘Interstellar’ (2014), ‘Dunkerque’ (2017) o ‘Tenet’ (2020). Y más películas que seguro ya conocéis.

Pero claro, las películas fotoquímicas en 70 mm de hace 60 años no son las de ahora. Ni en soporte (poliéster en lugar de acetato de celulosa), ni en sonido (del magnético al digital), ni en ópticas (nada de lentes anamórficas salvo en casos excepcionales), ni en relación de aspecto (ahora la mayoría son 2.20:1). Lo único que no ha cambiado es lo rematadamente espectaculares que se ven las imágenes en una pantalla gigante.

Fotograma del ‘blow up’ de ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ (1969) a día de hoy. Está con un tinte magenta porque con el paso del tiempo la capa cian y amarilla de la copia se derioraba.

Está claro que rodar en 65 mm permite capturar el doble de detalle y su posterior proyección en 70 mm requiere menos magnificación para obtener una gran calidad de imagen en pantalla. Ahí está la clave del éxito de los 70mm puros. Al fin y al cabo recordad que la imagen en un fotograma de 35mm mide unos 22 x 16 mm y en un fotograma de 70mm a relación de aspecto 2.20:1 unos 48,56 x 22,10mm. A simple vista ya se ve y se entiende que se tendrá mejor calidad de imagen.

Pero la diferencia no radica en la calidad propiamente dicha, que por ejemplo el cine digital alcanza muy bien con el 4K, sino en la textura, que es totalmente distinta. Esa textura se palma, es natural, tiene fuerza… Por un lado, el grano es más fino y suave; por otro, la claridad y la profundidad del color son impresionantes en términos de densidad, contraste y brillo.


EL SONIDO DTS

Las películas en 70 mm de hoy en día no tienen banda de sonido, ni óptica ni magnética. Lo que sí tienen (y seguramente os habréis fijado en los fotogramas de más arriba) es una banda codificada en forma de líneas y puntos que se puede ver a simple vista. El sonido de la película viene aparte, en varios CD-ROMs (sí, los de 700mb), que se sincroniza con los códigos de tiempo integrados en el lateral de la propia película de 70 mm.


El DTS no es nuevo. Salió a la luz el año 1993 en Estados Unidos con el estreno de ‘Jurassic Park’ de Steven Spielberg, presentándose como un gran competidor de Dolby Digital en los formatos de 35 mm. El sonido DTS (cuyas siglas significan Digital Theater System) también ofrece seis canales de sonido (izquierda, centro, derecha, surround izquierdo, surround derecho y subwoofer), pero, a diferencia del Dolby, el DTS ofrece un mejor sonido por su menor compresión. En este sentido, el DTS permite un mayor ancho de banda, lo que se traduce en una mayor tasa de bits por segundo, mejorando la calidad del sonido.


Mientras que el código de tiempo DTS estaba presente en cada copia de la película, los discos solo se enviaban a los cines que habían instalado el equipo de reproducción necesario, que por entonces eran pocos debido al alto coste del equipo. Las copias también incluían una banda sonora analógica convencional en Dolby Stereo para los cines sin DTS o como respaldo en caso de que la reproducción digital fallara.

¿Cual fue el primer cine de España en tener DTS? Pues mira, no lo sabemos. Hemos buscado por todos lados y sólo hemos encontrado que el Cinesa Maremagnum de Barcelona, inaugurado en julio de 1995, fardaba de tener DTS y otros sisteas de sonido.

El anuncio en el periódico y la foto nocturna de la inauguración

Volvamos al sistema. Los discos se introducían (o introducen) en un procesador de audio en la cabina. Inicialmente era otro modelo, pero el procesador más utilizado desde que salió en el año 1998 es el DTS-6D (el azul en la foto de abajo), que tiene tres bandejas de discos, aunque principalmente solo se usan dos. La tercera se podía usar en esa época para sincronizar tráilers o cortometrajes. En la foto de la derecha se muestra el lector especial necesario para leer el código de tiempo. En la imagen, es uno de 35 mm, ya que ambas fotos son de la cabina del Kinépolis Ciudad de la Imagen (Madrid) en el año 2003.


¿Y cuando llegó el DTS a los 70mm? ¿Y por qué? A principios de los 90 los blow ups en 70mm empezaron a perder fuerza en la industria del cine así que para darle un último empujón se fueron probando diferentes inventos con ellos. Uno de esos inventos fue cambiar la pista de sonido magnética de las copias (que cara y realmente ya habían pocos equipos en cines para reproducirla) por sonido DTS. Recordad que Hollywood está siempre buscando la manera de atraer al público a las salas. Bueno, y de que les salga más barato, también.

En 1996 se estrenó el blow up en 70mm del ‘Independence Day’ (1996), de Roland Emmerich en un cine random de Oslo, Noruega. Una sola copia. Un mes más tarde le tocó a ‘Vertigo’ de Hitchcock en Nueva York. En 1997 llegaron ‘El mundo perdido’, ‘Titanic’, ‘El mañana nunca muere’… Y así una lista de unas 40 películas de toda índole que estrenaron copias nuevas en 70mm con sonido DTS.


THE BRUTALIST’ EN ESPAÑA EN 70MM

Como le decían a Aragorn: «Cada sendero que has recorrido a través de bosques y guerras te ha conducido a este momento.» Pues por fin habéis llegado al tema de este artículo: las proyecciones en 70mm de ‘The Brutalist’ en España. Bastante hemos escrito ya sobre Estados Unidos (era muy necesario) así que toca volver a nuestro país.


Por desgracia será rápido: sólo hay dos cines en España que proyectarán ‘The Brutalist’ en 70mm para gozar de su Vistavision: los Cines Palafox de Zaragoza y el Phenomena de Barcelona. Los dos cines tienen bien equipados con sendos proyectores Victoria 8 con rodillos biformato (35/70mm) y platos horizontales preparados para soportar los 117 kg de película; y el necesario sistema de sonido DTS. Pero como diria Vincent Vega hay «pequeñas diferencias»: en Zaragoza la copia será doblada al castellano mientras que en Barcelona estará en V.O.S.E.


Lo que sí tendrán igual será la duración (3 horas y 35 minutos), repartidas en dos actos, obertura, un intermedio de 15 minutos con cuenta atrás y epílogo. Hubiera molado que al igual que en Estados Unidos dieran folleto al entrar para hacer honor a los roadshows, un concepto popularizado al otro lado del charco en los años 50 y 60, en el que las películas proyectadas en 70 mm eran algo más que un entretenimiento: suponían toda una experiencia más cercana a la ópera que al espectáculo palomitero. ¿Recordáis ‘Los ocho odiosos’ en 2015? Pues eso.

Los regalicos siempre son bienvenidos y completan la experiencia.

A continuación tenéis un fotograma de ‘The Brutalist’ en 70mm con su código de tiempo de DTS a la izquierda y su relación de aspecto a 1.66:1, el formato propio del Vistavision de mediados de la década de 1950. Eso sí, la imagen está por fuerza dentro de los 2.20:1 del propio formato.


Y se acabó. Ahora una reflexión.

¿Los 70 mm son solo una forma de expresar amor por el cine de unos pocos? ¿Un capricho de directores que no quieren adaptarse a los tiempos modernos? Podríamos debatirlo largo y tendido. Lo que está claro es que no es solo la calidad visual de los 70 mm lo que los hace especiales, sino todo lo que implica usarlos. El esfuerzo en la grabación, la producción y, sobre todo, la proyección crea una experiencia única alrededor de estas películas. Los 70 mm logran algo fundamental en la exhibición de hoy en día: destacar.

Nosotros lo tenemos claro: entre salas 4DX o ScreenX, nos quedamos con los 70 mm. ¿Está el IMAX? Claro que sí, y nos encanta el IMAX, pero la proyección en ese gran formato fotoquímico es especial. Llamadnos viejos y nostálgicos, pero la película de turno que llega en 70mm devuelve al cine la grandeza de antaño.